En el artículo anterior hablamos de cómo el Eneagrama nos ayuda a relacionarnos mejor con nuestras emociones. Ahora vamos a profundizar en la primera triada: la triada del control, formada por los eneatipos 8, 9 y 1.
Los tres comparten un trasfondo común: su emoción predominante es la ira. Sin embargo, cada uno la vive y la gestiona de forma distinta.

Eneatipo 8 – La ira expresada
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Emoción predominante: la ira, sentida como fuerza vital y energía. Para el 8 es una forma natural de enfrentarse al mundo.
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Gestión automática: tienden a expresar la ira de manera directa, sin filtros. La convierten en intensidad, confrontación o afán de control. Su reacción automática es “sacar hacia fuera” esa energía para no sentirse vulnerables. Esto puede hacer que los demás les perciban como duros o dominantes.
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Gestión consciente: aprender que la vulnerabilidad no es debilidad. Reconocer que detrás de su ira hay miedo a ser dañados o a perder el control. Cuando se permiten bajar la guardia, conectar con la ternura y suavizar su tono, descubren una fuerza aún mayor: la de mostrarse auténticos y accesibles.


Eneatipo 9 – La ira reprimida
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Emoción predominante: la ira está presente, aunque rara vez la identifican como tal. En el día a día la disfrazan de calma, conformidad o apatía, como si no pasara nada, aunque por dentro la frustración se vaya acumulando.
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Gestión automática: su tendencia es adormecer la ira. Prefieren evitar conflictos y mantener la calma, aunque eso suponga tragarse el enfado. Se desconectan de sí mismos y dicen “sí” cuando en realidad sienten “no”. Esta represión, con el tiempo, se convierte en frustración acumulada o explosiones inesperadas.
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Gestión consciente: el reto del 9 es despertar a lo que sienten y reconocer su derecho a estar enfadados. Poner límites, expresarse con claridad y decir lo que realmente quieren les ayuda a no quedarse atrapados en la pasividad. Cuando contactan con su fuerza, sorprenden por su capacidad de actuar con determinación y firmeza.
Eneatipo 1 – La ira contenida
Emoción predominante: la ira, que se transforma en irritación, crítica y tensión interna. Para el 1, la ira aparece cuando algo no está “como debería ser”.
Gestión automática: al considerar la ira como algo incorrecto, la reprimen. En lugar de reconocerla, la convierten en exigencia hacia sí mismos y en juicio hacia los demás. Esto los mantiene en un estado constante de insatisfacción y rigidez, que desgasta emocionalmente.
Gestión consciente: aceptar que la ira es una emoción legítima y natural. Aprender a observarla sin juzgarla, permitirse sentirla y canalizarla en acciones constructivas. Al hacerlo, liberan la rigidez y encuentran más flexibilidad, lo que les permite disfrutar de la vida sin tanta autoexigencia.

🌱 Un mismo fondo, tres caminos distintos
Aunque los tres comparten la misma emoción de base, la ira, la manera de gestionarla es muy diferente. El Eneagrama nos muestra cómo cada uno ha desarrollado su estrategia particular para lidiar con ella, y también nos abre la posibilidad de gestionarla de una forma más libre y consciente.🔥
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